Antioquía envía ayuda a la iglesia de Judá (Hechos 11:27-30)


 

“En aquellos días unos profetas descendieron de Jerusalén a Antioquía. Y levantándose uno de ellos, llamado Agabo, daba a entender por el Espíritu, que vendría una gran hambre en toda la tierra habitada; la cual sucedió en tiempo de Claudio. Entonces los discípulos, cada uno conforme a lo que tenía, determinaron enviar socorro a los hermanos que habitaban en Judea; lo cual en efecto hicieron, enviándolo a los ancianos por mano de Bernabé y de Saulo”.

Hechos 11:27-30


INTRODUCCIÓN

 

Con estos últimos 4 versículos llegamos al final del estudio del capítulo 11 del libro de los Hechos de los Apóstoles, un capítulo maravilloso, no solo por su contenido histórico, sino también por las grandes enseñanzas espirituales que encontramos aquí y que nos desafían a imitar la fe de estos hombres y mujeres que se abrieron paso en la historia como iglesia del Cristo con la ayuda del Espíritu Santo. Ahora, vamos a ver cómo esta iglesia de Antioquía organizará una ayuda para apoyar a los cristianos de Judea.

 

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Antioquía envía ayuda a la iglesia de Judá


UNA HAMBRUNA ES PROFETIZADA

 

“En aquellos días unos profetas descendieron de Jerusalén a Antioquía. Y levantándose uno de ellos, llamado Agabo, daba a entender por el Espíritu, que vendría una gran hambre en toda la tierra habitada; la cual sucedió en tiempo de Claudio”.

Hechos 11:28

 

Lucas nos narra cómo unos profetas descendieron de Jerusalén a Antioquía y uno de ellos llamado Agabo habló por el Espíritu Santo dando a entender que una gran hambruna vendría sobre la tierra de palestina. Es la primera vez que en Hechos se menciona el ministerio de profeta, también es la primera vez que Lucas nos presenta el nombre de Agabo de quien no se sabe mucho. Agabo aparece en este texto y en Hechos 21:10-11, en ambos Lucas lo llama profeta. Fuera de la Biblia existen tradiciones referentes a su persona, pero no son muy confiables. Es importante hacer notar que este profeta habló por el Espíritu Santo, lo cual nos dice que sus palabras no eran consecuencia de intuiciones o algún tipo de adivinación, sino, más bien, el mismo Espíritu Santo hablaba para alertar a la iglesia. Vemos que el papel de la profecía en esta época de la iglesia tenía como propósito alertar espiritualmente a la iglesia para prepararse para continuar su obra, en este caso en específico, les alertaba a los miembros de la iglesia de Antioquía que sus hermanos de la iglesia de Judea pasarían grandes necesidades debido a una hambruna que se acercaba. Lucas, como todo un historiador, es preciso al establecer el periodo en el cual se dio esta hambruna: … la cual sucedió en tiempo de Claudio. La historia confirma que durante el tiempo de Claudio como emperador de Roma (41–54 d.C.) se dieron algunas hambrunas en diferentes partes del imperio, también, Flavio Josefo en su obra, Antigüedades de los Judíos, resalta el hecho de que fue necesario comprar grano de Egipto y Chipre para hacer frente a las necesidades, además de Tácito y Suetonio que registraron periodos de escasez en algunas regiones del imperio.

 

UNA COLECTA ES ORGANIZADA

 

“Entonces los discípulos, cada uno conforme a lo que tenía, determinaron enviar socorro a los hermanos que habitaban en Judea; lo cual en efecto hicieron, enviándolo a los ancianos por mano de Bernabé y de Saulo”.

Hechos 11:27-30

 

Como consecuencia de la profecía la iglesia de Antioquía no se quedó indiferente, sino decidió organizar una colecta para ayudar a sus hermanos en Cristo de la iglesia de Judea: Entonces los discípulos, cada uno conforme a lo que tenía, determinaron enviar socorro a los hermanos que habitaban en Judea. La palabra, “socorro”, se traduce del griego, diakonían (διακονίαν), palabra de donde proviene el termino diacono y en este caso hace referencia a la ofrenda de ayuda económica que se enviaría a la iglesia de Judea. Podemos ver la gran solidaridad que existían en la iglesia en este tiempo, a pesar de que eran judíos y ellos gentiles, no existió ningún tipo de prejuicio racial o denominacional para apoyar a la iglesia de Judea, también, la ayuda de cada uno consistió en dar según las posibilidades económicas de cada uno, no fue una cuota fija impuesta, sino, cada quien, según sus recursos, diese lo que Dios pusiese en su corazón. Para enviar la ofrenda recogida, la iglesia de Antioquía decide apoyarse de dos hombres que ya se reconocían entre ellos como grandes servidores, Bernabé y Saulo. Saulo, quien llegaría a llamarse Pablo, aprendió muy bien este principio y en sus cartas podemos leer como organizo colectas de ayuda para iglesias que estaban necesitadas de ayuda, así leemos como la iglesia de Corinto ayudó a las iglesias de Macedonia: “Asimismo, hermanos, os hacemos saber la gracia de Dios que se ha dado a las iglesias de Macedonia; que, en grande prueba de tribulación, la abundancia de su gozo y su profunda pobreza abundaron en riquezas de su generosidad. Pues doy testimonio de que con agrado han dado conforme a sus fuerzas, y aún más allá de sus fuerzas”, (2 Corintios 8:1-3). Y en su carta a los Romanos resalta la generosidad de las iglesias de Acaya y Macedonia al enviar ofrendas de ayuda para los pobres de la iglesia en Jerusalén: “Mas ahora voy a Jerusalén para ministrar a los santos. Porque Macedonia y Acaya tuvieron a bien hacer una ofrenda para los pobres que hay entre los santos que están en Jerusalén. Pues les pareció bueno, y son deudores a ellos; porque si los gentiles han sido hechos participantes de sus bienes espirituales, deben también ellos ministrarles de los materiales”, (Romanos 15.25-27). Esta ayuda que la iglesia de Antioquía decide enviar por medio de Bernabé y Saulo estaba dirigida a los ancianos de la iglesia de Jerusalén: lo cual en efecto hicieron, enviándolo a los ancianos por mano de Bernabé y de Saulo. Es la primera vez que Lucas menciona la palabra “anciano” como un rol de líder o persona con autoridad dentro de la iglesia, esta palabra se traduce del griego presbutérous (πρεσβυτέρους), y literalmente significa anciano, pero en Israel desde tiempos muy antiguos también se les designaba con este nombre a aquellos hombres que fungían como lideres dentro de las aldeas y ahora vemos como la iglesia también tomo esta figura de anciano para asignárselas a hombres quienes debían desempeñar funciones de liderazgo. Es curioso ver que Lucas no dice que la ayuda fue enviada a los apóstoles, quienes anteriormente ya habían desempeñado esta función de administrar y repartir la ayuda entre todos los hermanos necesitados: “Así que no había entre ellos ningún necesitado; porque todos los que poseían heredades o casas, las vendían, y traían el precio de lo vendido, y lo ponían a los pies de los apóstoles; y se repartía a cada uno según su necesidad”, (Hechos 4:34-35). En esta ocasión, son los ancianos quienes recibirán la ayuda para administrarla según las necesidades, lo cual nos muestra una especie de evolución organizacional en la comunidad cristiana de Jerusalén, ya que hasta el momento la dirección había estado a cargo de los 12 apóstoles (contando a Matías), luego, ya vimos cómo surgió la figura de diáconos para ayudar a servir en las mesas de las viudas de los judíos griegos, ahora, una nueva figura de liderazgo ha surgido, los ancianos u obispos, como también se le conocería, y pronto se convertirían en modelo común en el resto de iglesias: “Pablo y Timoteo, siervos de Jesucristo, a todos los santos en Cristo Jesús que están en Filipos, con los obispos y diáconos”, (Filipenses 1:1).

 


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