El vieje de Pablo a Antioquia de Pisidia (Hechos 13:13-15)



“Habiendo zarpado de Pafos, Pablo y sus compañeros arribaron a Perge de Panfilia; pero Juan, apartándose de ellos, volvió a Jerusalén. Ellos, pasando de Perge, llegaron a Antioquía de Pisidia; y entraron en la sinagoga un día de reposo y se sentaron. Y después de la lectura de la ley y de los profetas, los principales de la sinagoga mandaron a decirles: Varones hermanos, si tenéis alguna palabra de exhortación para el pueblo, hablad”.

Hechos 13:13-15

 

INTRODUCCIÓN

 

Lucas continúa narrándonos los detalles referentes al primer viaje misionero del apóstol Pablo y Bernabé y después de haber predicado el evangelio en la isla de Chipre, en Pafos, su capital, deciden embarcarse rumbo a la región noreste de Asia Menor. Las campañas evangelísticas dirigidas a los gentiles habían comenzado y ahora vamos a considerar lo que esta parte de las Escrituras tienen para nosotros.


Pablo-en-Antioquía-de-Pisidia
El vieje de Pablo a Antioquia de Pisidia


DE CHIPRE A PERGE DE PANFILIA

 

“Habiendo zarpado de Pafos, Pablo y sus compañeros arribaron a Perge de Panfilia...”

Hechos 13:13

 

La última vez que vimos a Pablo y Bernabé, estos realizaron una labor misionera en la isla de Chipre, llegando a Pafos, su capital, pero después de eso decidieron partir a la región noreste de Asia Menor, específicamente a Perge, una ciudad importante en la provincia costera de Panfilia. Panfilia fue una antigua región costera del sur de Asia Menor (actual Turquía), que para este momento era una provincia del imperio romano. Su nombre en griego significa “todas las razas” y esto era así porque allí convergían muchas etnias y culturas, conectando a muchas naciones con la ruta que se encaminaba a las regiones de Asia Menor.  

 

MARCOS ABANDONA EL VIEJE MISIONERO

 

“... pero Juan, apartándose de ellos, volvió a Jerusalén”.

Hechos 13:13

 

De repente en el relato del viaje misionero, sin mayor explicación, Lucas nos dice que Marcos, quien acompañaba a Pablo y Bernabé en su vieje misionero, los abandona repentinamente y se regresa a Jerusalén. No sabemos con exactitud las razones por las cuales Marcos abandona el viaje misionero, algunos opinan que fue porque no estaba de acuerdo con la idea de Pablo de compartir el evangelio con los gentiles, otros, porque vio que el liderazgo de Pablo crecía y terminaría opacando el de su tío Bernabé, otros opinan que a lo mejor se atemorizó de apartarse tanto de Israel adentrándose al interior de las regiones de Galacia, en fin, muchas opiniones han surgido, pero difícilmente se puede comprobar algunas de estas. Lo cierto es que esto debió molestar mucho a Pablo, ya que contaban con él para la obra del ministerio y ahora estaba abandonando irresponsablemente su compromiso. Esta debió ser la razón por la que Pablo se discutiría más adelante con Bernabé cuando este quiso que Marcos los acompañara en el segundo viaje misionero (Hechos 15.37-39). Sin embargo, con el tiempo, Marcos maduraría en su fe y se convertiría en un gran siervo de Dios, tanto que Pedro lo considero su hijo en la fe: “… y Marcos mi hijo, os saludan”, (1 Pedro 5:13). Gracias al testimonio de Pedro escribiría inspirado por el Espíritu Santo el evangelio según Marcos y con el tiempo, aún el mismo Pablo lo consideraría útil para su ministerio: “…Toma a Marcos y tráele contigo, porque me es útil para el ministerio”, (1 Timoteo 4.11). aunque Marcos cometió sus errores al principio, se redimió de ellos y gracias al apoyo que le dio Bernabé llego a convertirse en un gran hombre de Dios.

 

LA LLEGADA A ANTIOQUÍA DE PISIDIA

 

“Ellos, pasando de Perge, llegaron a Antioquía de Pisidia…”

Hechos 13:14

 

De Perge se dirigieron directamente a Antioquia de Pisidia. Lucas quiere diferencia la Antioquía de donde salieron de esta Antioquía a la cual están llegando. Ellos salieron de Antioquía de Siria y ahora estaban en Antioquía de Pisidia. n el siglo I, existían varias ciudades llamadas Antioquía, fundadas por los reyes seléucidas en honor a sus gobernantes llamados Antíoco. Estas ciudades se extendían por el territorio del antiguo Imperio Seléucida. La ciudad que Lucas llama Antioquía era la Antioquía ubicada en Siria, también conocida como Antioquía de Orontes, luego, llegan a Antioquía de Pisidia, la cual era una ciudad estratégica por su posición elevada y su cercanía a rutas comerciales y militares, aunque geográficamente podía considerarse parte de Frigia, fue incluida en la provincia romana de Pisidia, especialmente en tiempos del Imperio Romano. Por todo esto, Antioquía de Pisidia era un punto geográfico clave para difundir el evangelio y Pablo lo sabía perfectamente. Hoy en día es importante que la iglesia posea esta misma visión, la de expandir el evangelio en las principales ciudades de su nación, porque de allí se extenderán a los diferentes rincones del país. Pablo era un visionario en su expansión del evangelio y nosotros debemos imitar sus pasos.

 

BUSCANDO LA OPORTUNIDAD DE COMPARTIR EL EVANGELIO

 

“… y entraron en la sinagoga un día de reposo y se sentaron. Y después de la lectura de la ley y de los profetas, los principales de la sinagoga mandaron a decirles: Varones hermanos, si tenéis alguna palabra de exhortación para el pueblo, hablad”.

Hechos 13:14-15

 

Aquí vemos la estrategia que Pablo estaría usando para abrirse camino en la predicación del evangelio, siempre buscaría una sinagoga o un lugar de discusión pública para compartir su mensaje. Generalmente lo veremos entrando a una sinagoga cuando llega por primera vez, luego, cuando le dan la oportunidad de hablar, compartiría su mensaje, algunos creerían, otros no, seria expulsado de la sinagoga, pero después seguiría en otro lugar o casa de alguno que hubiese creído en el evangelio, esa será su modus operandi. Aquí lo vemos entrando en la sinagoga. Las sinagogas en el siglo I d.C. eran mucho más que simples lugares de culto, eran el corazón espiritual, educativo y comunitario de la vida judía fuera del templo de Jerusalén. Los judíos en la dispersión solían acudir a las sinagogas cada sábado, allí los oyentes se sentaban alrededor del espacio, mientras que el maestro podía enseñar de pie o sentado, dependiendo del contexto. La “cátedra de Moisés” era un asiento simbólico de autoridad, reservado para quienes enseñaban la Ley, especialmente los escribas y fariseos: “En la cátedra de Moisés se sientan los escribas y los fariseos. Así que, todo lo que os digan que guardéis, guardadlo y hacedlo; mas no hagáis conforme a sus obras, porque dicen, y no hacen”, (Mateo 23:2-3). En las sinagogas se solia leer la ley de Moisés y de los profetas, luego, un rabino dirigía unas palabras a la audiencia y fue así como se le pide a Pablo y Bernabé que lo hagan, y en este caso, Pablo lo haría. Al parecer Pablo y Bernabé estuvieron yendo allí cada día de reposo, como oyentes, hasta que, al fin, los judíos de allí deciden darles la oportunidad de compartir un mensaje a la audiencia: … y entraron en la sinagoga un día de reposo y se sentaron. Y después de la lectura de la ley y de los profetas, los principales de la sinagoga mandaron a decirles: Varones hermanos, si tenéis alguna palabra de exhortación para el pueblo, hablad. Pablo no solo era un hombre visionario, sino, estratégico, sabía buscar oportunidades para compartir el evangelio y cuando estas se presentaban, las aprovechaba con la ayuda y dependencia del Espíritu Santo. Nosotros necesitamos imitar esta conducta, debemos ser visionarios para proyectarnos llevar el evangelio a otras partes de nuestra comunidad o incluso el mundo, debemos aprovechar las puertas que se nos abren, las oportunidades que se presentan, para ello, es clave ser estratégicos, saber dónde podemos iniciar, saber aprovechar los recursos que se tienen a mano, estar preparados para compartir el mensaje, para que cuando se presente la oportunidad, lo hagamos con la ayuda del Espíritu Santo. Pablo lo haría y compartiría un mensaje que por algunos ha sido clasificado como impresionante ya que en este presenta de manera magistral el mensaje de salvación, comenzando con la historia de Israel, relacionando la ley y sus profecías con la vida, obra, muerte y resurrección de Jesucristo, el Mesías tan esperado, y la confrontando a todos con la necesidad del perdón de pecados. Sin embargo, estudiaremos este mensaje en el próximo estudio, por hoy, imitemos esta actitud, preparémonos para compartir el mensaje de vida eterna, busquemos oportunidades, para que cuando se nos abran puertas, con la dependencia del Espíritu Santo podamos hacerlo.

 


No hay comentarios.:

Publicar un comentario