El juicio del cuerno pequeño y el reino venidero (Daniel 7:9-28)


 

“Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido”.

Daniel 7:14

 

INTRODUCCIÓN

 

Los últimos versículos del capítulo 7, los versículos del 9 al 28, nos presentan las profecías concernientes al juicio del cuerno pequeño, es decir, el juicio del anticristo, así como la visión del Anciano de días y el Hijo del Hombre que viene en las nubes para establecer su reino eterno. Con esto el profeta Daniel nos presenta el fin de las naciones gentiles. Recordemos que la profecía del capitulo 7 nos presentan el plan profético de Dios para con las naciones gentiles, pero todas están pasará, pero el reino de nuestro Señor será para siempre.

 

Anciano-de-días
El Anciano de días

EL ANCIANO DE DÍAS

 

Después de la visión de las horrendas bestias que simbolizan los futuros gobiernos brutales que se levantaran en esta tierra, el profeta tiene una visión totalmente diferente y gloriosa, la visión del Anciano de días: “Estuve mirando hasta que fueron puestos tronos, y se sentó un Anciano de días, cuyo vestido era blanco como la nieve, y el pelo de su cabeza como lana limpia; su trono llama de fuego, y las ruedas del mismo, fuego ardiente. Un río de fuego procedía y salía de delante de él; millares de millares le servían, y millones de millones asistían delante de él; el Juez se sentó, y los libros fueron abiertos”, (Daniel 7.9-10). El anciano de días definitivamente simboliza a Dios, el cual es descrito como uno vestido de un blanco como la nieve, su pelo de la cabeza era tan blanco como la lana limpia y se encuentra sentado en un trono como de llama de fuego en medio de ruedas del mismo fuego ardiendo. Toda esta descripción es un símbolo de su santidad, poder y gloria, una gloria tan excelsa que sobrepasa la gloria humana de todas las naciones que Daniel vio anteriormente en sus sueños. Se nos dice que de su trono procede un rio de fuego y que hay millares de millares que le servían y millones de millones asistían delante de Él, probablemente para ser juzgados, porque el texto llama a aquel que está sentado en el trono Juez y delante de Él los libros son abiertos, ¿pero cuales libros? Probablemente aquellos que contienen las obras de los hombres bajo las cuales serán juzgados. No podemos pasar por alto el detalle del número, de aquellos que le sirven, que son millares de millares, versus los que vienen delante del gran juez que son millones de millones, en otras palabras, los que serán juzgados serán más que los que le servirán en el cielo. De allí que podemos entender que los salvos serán una gran multitud de millares que le servirán, pero los que se condenen serán en mayor numero, confirmando las palabras de Jesús que advirtió que los que se pierden son más que los que se salvan, y esto es por la dureza del corazón del hombre, que prefiere el camino de perdición antes de aceptar la invitación del evangelio: “Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan”, (Mateo 7:13-14).

 

El juicio del gran trono blanco.

 

Ahora, esta visión de Daniel donde ve a Dios sentado en el trono como juez y a millares de millares acercándose a Él y a los libros que son abiertos tiene un gran parecido con la visión de Juan del Juicio del Gran Trono Blanco: “Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos. Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras”, (Apocalipsis 20:11-13). Esta visión corresponde al juicio de todos los impíos que se dará al final del milenio, donde la tierra y los cielos van a desaparecer, Satanás será arrojado al lago de fuego y el mar y el Hades entregarán todos sus muertos y estos serán juzgados por todos sus pecados. En esta visión se ve a Jesus sentado en el gran trono para juzgar a los pecadores basado en lo que los libros tienen escrito, los libros donde se encuentras escritas sus obras y todo aquel que no se halló escrito en el libro de la vida del Cordero será arrojado al lago de fuego la cual representa la muerte segunda para todo aquel que negó el mensaje del evangelio. Por tanto, podemos ver una gran similitud de esta visión que Juan nos presenta en Apocalipsis con la visión que Daniel tuvo y que hemos estado estudiando.

 

EL JUICIO DEL CUERNO PEQUEÑO

 

          Luego, si volvemos a Daniel capítulos 7, en los versículos 11 y 12 encontramos el juicio del cuerno pequeño: “Yo entonces miraba a causa del sonido de las grandes palabras que hablaba el cuerno; miraba hasta que mataron a la bestia, y su cuerpo fue destrozado y entregado para ser quemado en el fuego. Habían también quitado a las otras bestias su dominio, pero les había sido prolongada la vida hasta cierto tiempo”, (Daniel 7:11-12). Con estas palabras el reinado de todas estas bestias, incluyendo la del cuerno pequeño que es el anticristo llegaran a su fin, poniendo fin así a los gobiernos humanos porque al final, todo pasara, los grandes imperios dejaran de ser, pero el reino le pertenecerá a nuestro Señor Jesucristo para siempre. Ahora, todo esto se dará en su tiempo, porque como el profeta dice, a cada uno de los reinos dados a estas bestias se le prolongaría la vida hasta cierto tiempo, así desde inicios de la historia humana, grandes reinos se han levantado y han tenido su momento de gloria, reinos como Egipto, Asiria, Babilonia, Persia, Grecia, Roma y al final de todos los tiempos, el gobierno mundial del anticristo tendrán su momento de poder y gloria, pero al final, todos estos caerán y Jesús será quien establecerá por 1000 años su reino en esta tierra, destruyendo así al anticristo para reinar para siempre y de esto Daniel nos da más detalles en los siguientes versículos.

 

LA VISIÓN DEL ANCIANO DE DÍAS Y EL HIJO DEL HOMBRE

 

En esta profecía se nos muestra como el gobierno es entregado por Dios Padre a su Hijo Jesucristo: “Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de él. Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido”, (Daniel 7.13-14). En sus visiones, Daniel vio que con las nubes venia uno que llama, “como un hijo de hombre”, título que Daniel usa en las Escrituras por primera vez para referirse al Mesías. El título, el Hijo del Hombre, es mesiánico, y es utilizado por el mismo Jesus en algunas ocasiones en los evangelios y aquí lo vemos viniendo en las nubes y acercándose al Anciano de días, que es Dios el Padre, el cual le da dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran eternamente. Definitivamente el dominio le pertenece a nuestro Señor Jesucristo, un reino eterno, que nunca dejara de ser y que nadie puede destruir, a diferencia de los reinos de esta tierra que son perecederos, el dominio de Jesús es para siempre y nosotros, los que hemos creído, reinaremos con Él por toda la eternidad.


Hijo-del-Hombre
El Hijo del Hombre

 

DANIEL SE TURBA, PERO CONOCE EL FIN QUE TODO TENDRÁ

 

“Se me turbó el espíritu a mí, Daniel, en medio de mi cuerpo, y las visiones de mi cabeza me asombraron. Me acerqué a uno de los que asistían, y le pregunté la verdad acerca de todo esto. Y me habló, y me hizo conocer la interpretación de las cosas. Estas cuatro grandes bestias son cuatro reyes que se levantarán en la tierra. Después recibirán el reino los santos del Altísimo, y poseerán el reino hasta el siglo, eternamente y para siempre”

Daniel 7:15-18

 

           Después de todas estas visiones, Daniel quedo turbado y totalmente asombrado, y pregunto a uno de los seres celestiales que estaban con él acerca de la interpretación de todo esto, la interpretación de las 4 bestias, los 10 cuernos, el cuerno pequeño, y la visión del Anciano de Dios y el hijo del hombre a quien se le dio dominio eterno, y de todo esto, se le dio una explicación, explicaciones que hemos tratado anteriormente al ir avanzando por el texto. Esta explicación la encontramos a partir del versículo 15 de este capítulo, sin embargo, nosotros ya hemos presentado una explicación al respecto. Al final de todo, a Daniel se le prometió que los santos del Altísimo recibirán el reino y lo poseerán para siempre, y esta es la promesa que traer esperanza a nuestro corazón, el saber que todos estos reinos y gobiernos un día pasaran, pero a nosotros se nos es prometido el reino eterno de nuestro Señor Jesucristo, donde moraremos con Él y donde encontraremos el descanso de todas nuestras luchas. Al final, Daniel quedo prácticamente exhausto y sin fuerzas después de recibir tremendas revelaciones: “En cuanto a mí, Daniel, mis pensamientos me turbaron y mi rostro se demudó; pero guardé el asunto en mi corazón”, (Daniel 7:28). Y con estas palabras finaliza este maravilloso capitulo.

 


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