“Y de uno de ellos salió un cuerno pequeño, que creció mucho al sur, y al oriente, y hacia la tierra gloriosa”.
Daniel 8:9
INTRODUCCIÓN
Continuando con el estudio del capítulo 8 de Daniel llegamos a la profecía del cuerno pequeño. Anteriormente consideramos en la profecía como el carnero que tenía un cuerno más grande que el otro representaba al imperio medo persa, el cual conquisto el Medio Oriente en la antigüedad, y de cómo, de repente surge un macho cabrío con un gran cuerno que destruye al carnero. El macho cabrío representa a Grecia, el gran cuerno es Alejandro el Grande, pero este cuerno grande es quebrado repentinamente y 4 cuernos surgen inmediatamente, lo que representa la muerte de Alejandro el Grande y de cómo sus 4 generales se reparten su imperio. Ahora, de uno de estos 4 cuernos, salió un cuerno pequeño, del cual hablaremos en esta oportunidad.
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Martyrs
refusing to sacrifice to the Greek idol
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By Julius
Schnorr von Carolsfeld - Die Bibel in Bildern, Public Domain,
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EL CUERNO PEQUEÑO
Continuando con esta profecía, llegamos hasta el versículo 9 que dice: “Y de uno de ellos salió un cuerno pequeño, que creció mucho al sur, y al oriente, y hacia la tierra gloriosa”, (Daniel 8:9). Este cuerno pequeño que creció mucho al sur y al oriente y hacia la tierra gloriosa es Antíoco IV Epífanes, de la dinastía seleúcida quien reinó en Siria entre los años 175 y 163 a.C. Su nombre, Epífanes, significa “el que se exalta por encima de todo”. Si hay algo que caracterizo a Antíoco Epífanes fue su odio y persecución en contra de los judíos. En 168 a.C. decidió invadir Egipto, sin embargo, su invasión militar resulto en un fracaso ya que Roma le dio un ultimátum para que desistiera de sus planes, a lo cual no le quedo otra opción que retirarse nuevamente a Siria. Sin embargo, el rumor de su muerte en Egipto llego a Jerusalén, por lo que los judíos ortodoxos se revelaron en contra de los judíos helenizados y desataron una masacre en contra de ellos, expulsando al sumo sacerdote Menelao. Esta revuelta fue consecuencia de una presión social que comenzó con la influencia helenística sobre los judíos, además, el templo había sido profanado por Antíoco, sacrificando en el altar un cerdo en honor a su dios Zeus y apagando todas las lámparas que continuamente alumbraban el templo. El libro 1 Macabeos, que es un libro apócrifo para los cristianos evangélicos, nos da un testimonio de esto: “El rey publicó entonces en todo su reino un decreto que ordenaba a todos formar un solo pueblo, abandonando cada uno sus costumbres propias. Todas las otras naciones obedecieron la orden del rey, y aun muchos israelitas aceptaron la religión del rey, ofrecieron sacrificios a los ídolos y profanaron el sábado. Por medio de mensajeros, el rey envió a Jerusalén y demás ciudades de Judea decretos que obligaban a seguir costumbres extrañas en el país y que prohibían ofrecer holocaustos, sacrificios y ofrendas en el santuario, que hacían profanar el sábado, las fiestas, el santuario y todo lo que era sagrado; que mandaban construir altares, templos y capillas para el culto idolátrico, así como sacrificar cerdos y otros animales impuros, dejar sin circuncidar a los niños y mancharse con toda clase de cosas impuras y profanas, olvidando la ley y cambiando todos los mandamientos. Aquel que no obedeciera las órdenes del rey, sería condenado a muerte”, (1 Macabeos 1:41-50, DHH). Por esta razón, cuando los judíos ortodoxos escucharon los rumores que Antíoco IV Epífanes había muerto en Egipto, se revelaron y conocedor de esta situación, Antíoco vuelve toda su ira a Jerusalén y llega a la cuidad para desatar una matanza en contra de los judíos que se negaban a ser helenizados. En el libro de Daniel, la profecía nos habla de esto: “Y se engrandeció hasta el ejército del cielo; y parte del ejército y de las estrellas echó por tierra, y las pisoteó. Aun se engrandeció contra el príncipe de los ejércitos, y por él fue quitado el continuo sacrificio, y el lugar de su santuario fue echado por tierra. Y a causa de la prevaricación le fue entregado el ejército junto con el continuo sacrificio; y echó por tierra la verdad, e hizo cuanto quiso, y prosperó”, (Daniel 8:10-11). Como leemos, este rey sirio se engrandeció, asolando a los judíos ortodoxos, profanando el templo y aun, sobre el mismo Príncipe de los ejércitos, es decir, sobre el mismo Dios se engrandeció queriendo exterminar para siempre su culto y sustituyéndolo por la religión politeísta que practicaba, sin embargo, no pudo triunfar en sus planes.
LOS 2,300 DÍAS
Aunque los planes de Antíoco IV Epífanes eran exterminar el culto a Jehová, no prevaleció, y Daniel establece el límite de días que se le permitiría a este malvado rey sirio actuar en contra del pueblo judío: “Entonces oí a un santo que hablaba; y otro de los santos preguntó a aquel que hablaba: ¿Hasta cuándo durará la visión del continuo sacrificio, y la prevaricación asoladora entregando el santuario y el ejército para ser pisoteados? Y él dijo: Hasta dos mil trescientas tardes y mañanas; luego el santuario será purificado”, (Daniel 8:13-14). El santo que hablaba y el otro santo que pregunta y responde se deben identificarse con ángeles, y prácticamente la pregunta es hasta cuándo duraran las prevaricaciones que el templo que el pueblo judío está sufriendo. La respuesta a esta pregunta es que durara 2,300 tardes y mañanas, es decir, 2,300 días. Respecto al significado de los 2,300 días se han propuesto algunas interpretaciones, sin embargo, lo más razonable sería creer que se tratan de 2, 300 días normales que equivalen aproximadamente a 6 años con casi 4 meses, considerando los días de un año de 365 días. Si esto es así, algunos opinan que son 2,300 días corren desde la profanación del templo por parte de Antíoco IV Epífanes hasta la purificación del templo por parte de los macabeos. Fue gracias a la rebelión que inicio el sacerdote Matatías junto con sus hijos en contra de la prohibición de practicar los rituales religiosos de los judíos que se inició una contienda por la libertad de la opresión siria. Matatías la inicio, luego, sus hijos la continuaron, primero con su hijo Judas Macabeo, luego, a su muerte, sus otros hermanos la continuaron hasta que finalmente vencieron. En 1 y 2 Macabeos y en Antigüedades Judías (Libro XII) de Flavio Josefo se nos narran estas batallas, seis batallas que algunos llaman las 6 guerras macabeas que se dieron desde el 167 a.C. hasta el 160 a.C. El templo logro ser purificado en el 164 a.C., estableciendo en este momento la famosa fiesta del Janucá o fiesta de la dedicación, ahora, si contamos hacia atrás los 2300 días, llegaríamos aproximadamente al 171 a.C., fecha en la que algunos opinan que murió el Sumo Sacerdote Onias III quien fue depuesto de su puesto por Antíoco IV Epífanes en el 174 a.C., aunque la fecha de su muerte no es tan precisa. Ahora, independientemente de que se pueda establecer con precisión las fechas en donde encajen los 2300 días, estos son los días que duraría la profanación del templo por parte de Antíoco IV Epífanes, al final Dios prevalecía y ningún hombre de esta tierra podría exterminar su culto y dejar en el olvido su santo nombre, las guerras entre los macabeos y los sirios continuaron a través de 6 años y estos fueron finalmente desterrados de la santa ciudad.
En este mismo capitulo encontramos la explicación que el ángel Gabriel le da a Daniel respecto a esta profecía: “Y en cuanto al cuerno que fue quebrado, y sucedieron cuatro en su lugar, significa que cuatro reinos se levantarán de esa nación, aunque no con la fuerza de él. Y al fin del reinado de estos, cuando los transgresores lleguen al colmo, se levantará un rey altivo de rostro y entendido en enigmas. Y su poder se fortalecerá, mas no con fuerza propia; y causará grandes ruinas, y prosperará, y hará arbitrariamente, y destruirá a los fuertes y al pueblo de los santos. Con su sagacidad hará prosperar el engaño en su mano; y en su corazón se engrandecerá, y sin aviso destruirá a muchos; y se levantará contra el Príncipe de los príncipes, pero será quebrantado, aunque no por mano humana. La visión de las tardes y mañanas que se ha referido es verdadera; y tú guarda la visión, porque es para muchos días”, (Daniel 8:23-26). La profecía hablaba de la terrible opresión que este malvado rey levantaría en contra de los judíos, pero al final no habría de prevalecer, es más, esta anunciaba su muerte, ya que sería quebrantado, “aunque no por mano humana”, lo que habla del juicio de Dios que vendría sobre este rey altivo. Flavio Josefo nos narra en una de sus obras la muerte de este malvado monarca: “Pero cuando Antíoco oyó que los judíos habían expulsado a sus tropas del país, y que el Templo había sido purificado, cayó en una profunda melancolía, y fue atacado por una enfermedad que lo llevó a la muerte en Babilonia”, (Antigüedades Judías XII.9.1). Y en 2 Macabeos se relata dando a entender que su fin llego como juicio divino por todas sus maldades en contra del pueblo judío: “Pero el Señor Dios de Israel, que todo lo ve, lo castigó con un mal incurable e invisible: apenas había dicho estas palabras, le vino un dolor de vientre que con nada se le pasaba, y un fuerte cólico le atacó los intestinos. Esto fue un justo castigo para quien, con tantas y tan refinadas torturas, había atormentado en el vientre a los demás”, (2 Macabeos 9:5-6, DHH). De esta manera podemos ver como esta increíble visión profética que a Daniel le fue otorgada tiene un increíble cumplimiento histórico, mostrándonos lo veraz y precisa que es la palabra inspirada por el Espíritu Santo. Todo esto nos enseña el plan profético que Dios tiene para con la nación de Israel, ya en los capítulos anteriores consideramos el plan profético de Dios para con las naciones gentiles, pero a partir del capítulo 8 veremos como el Señor nos presenta su plan profético para con la nación de Israel.
DANIEL TERMINA IMPACTADO POR AQUELLAS GRANDES VISIONES
Terminemos este capítulo con estas palabras de Daniel: “Y yo Daniel quedé quebrantado, y estuve enfermo algunos días, y cuando convalecí, atendí los negocios del rey; pero estaba espantado a causa de la visión, y no la entendía”, (Daniel 8:27). Vemos la condición de Daniel después de recibir la visión, al final, todos estos acontecimientos históricos han tenido un propósito en el trato de Dios hacia su pueblo, increíblemente reyes y reinos se han levantado a lo largo de toda esta historia, pero en medio de tantos acontecimientos históricos, el Señor siempre ha estado con su pueblo y nunca los ha abandonado y no los abandonará, incluso ahora, Dios continúa tratando con Israel y sus planes habrán de cumplirse.
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