“También desde el día que me mandó el rey que
fuese gobernador de ellos en la tierra de Judá, desde el año veinte del rey
Artajerjes hasta el año treinta y dos, doce años, ni yo ni mis hermanos comimos
el pan del gobernador. Pero los primeros gobernadores que fueron antes de mí
abrumaron al pueblo, y tomaron de ellos por el pan y por el vino más de
cuarenta siclos de plata, y aun sus criados se enseñoreaban del pueblo; pero yo
no hice así, a causa del temor de Dios. También en la obra de este muro
restauré mi parte, y no compramos heredad; y todos mis criados juntos estaban
allí en la obra. Además, ciento cincuenta judíos y oficiales, y los que venían
de las naciones que había alrededor de nosotros, estaban a mi mesa. Y lo que se
preparaba para cada día era un buey y seis ovejas escogidas; también eran
preparadas para mí aves, y cada diez días vino en toda abundancia; y con todo
esto nunca requerí el pan del gobernador, porque la servidumbre de este pueblo
era grave. Acuérdate de mí para bien, Dios mío, y de todo lo que hice por este
pueblo”.
Nehemías 5:14-19
INTRODUCCIÓN
Continuando
con el estudio del libro de Nehemías, este libro histórico del Antiguo
Testamento, llegamos a los últimos versículos del capítulo 5. Hasta el momento
hemos visto como Nehemías describe muchas de las características que definen a
un líder cristiano exitoso y en esta sección del texto estas se dejan ver aún más.
Nehemías llego a ser un verdadero líder al cual Dios llamo para ayuda de su
pueblo, nunca fue la intención de Nehemías sacar algún provecho de las personas,
sino, al contrario, su enfoque estuvo siempre en servirle a Dios y ayudar a su
pueblo a acercarse a Él y mejorar su calidad de vida.
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El modelo de liderazgo de Nehemías |
UN LÍDER CON PODER Y AUTORIDAD A FAVOR DEL PUEBLO
“También desde el día que me mandó el rey que
fuese gobernador de ellos en la tierra de Judá, desde el año veinte del rey Artajerjes
hasta el año treinta y dos, doce años, ni yo ni mis hermanos comimos el pan del
gobernador”.
Nehemías 5:14
Se
dice que en muchos casos el poder que se le confiere a una persona puede ser
causa de su ruina, y ciertamente puede ser así, aun en la iglesia. A Nehemías
se le había dado por parte del rey persa el poder y la autoridad de ser
gobernador en Judá, una posición de gran influencia, sin embargo, él no lo uso
para provecho propio, sino que vio el mucho bien que podía hacer a su pueblo
desde una posición de gobierno, a tal punto, que ni él, ni sus hermanos
comieron del pan del gobernador, o sea, no devengaron el salario que les
correspondía. La versión Dios Habla Hoy traduce la última parte de este
versículo de la siguiente manera: “... ni yo ni mis colaboradores hicimos uso de la pensión que me
correspondía como gobernador”, (Nehemías 5:14, DHH). Nehemías conocía la situación
precaria de Judá y en lugar de devengar el salario que le correspondía como
gobernado decidió utilizarlo para impulsar más obras a favor de su pueblo, lo
hizo así porque era un líder que pensaba en usar su posición para impulsar el
progreso de los suyos. Hoy en día este mundo necesita lideres que ocupen
posiciones de poder y autoridad a favor del pueblo y es importante que estos sean parte de la
iglesia. Cuán importante es que los puestos de poder y
autoridad sean ocupados por hombres y mujeres temerosos de Dios, con sabiduría e
influenciados con los principios bíblicos: “Cuando los justos dominan, el pueblo se alegra; más cuando domina
el impío, el pueblo gime”, (Proverbios 29:2).
UN LÍDER CON TEMOR DE DIOS
“Pero los primeros gobernadores que fueron antes
de mí abrumaron al pueblo, y tomaron de ellos por el pan y por el vino más de
cuarenta siclos de plata, y aun sus criados se enseñoreaban del pueblo; pero yo
no hice así, a causa del temor de Dios”.
Nehemías 5.15
Un problema con muchas
personas que llegan al poder es que a veces buscan enriquecerse injustamente y
aquí tenemos un ejemplo de ellos: Pero los primeros gobernadores que fueron antes de mí abrumaron al
pueblo, y tomaron de ellos por el pan y por el vino más de cuarenta siclos de
plata, y aun sus criados se enseñoreaban del pueblo. Sin embargo, a pesar de que los primeros
gobernadores abusaron de su poder para enriquecerse de manera injusta, Nehemías
no lo hizo, porque era un líder integro que temía al Señor: pero yo no hice así, a causa del temor de Dios. Las palabras, “… a causa del temor de Dios”,
nos hablan mucho de la integridad y valores espirituales de este hombre. En el corazón
de Nehemías existía un temor reverente a Dios, haríamos lo bien nosotros en
tenerlo también: “Y si invocáis por
Padre a aquel que sin acepción de personas juzga según la obra de cada uno,
conducíos en temor todo el tiempo de vuestra peregrinación”, (1 Pedro 1:17). Hoy en día vivimos en un mundo
sin temor a Dios, totalmente altivo e irreverente a su santa persona, pero nosotros
los cristianos debemos vivir con el temor de su palabra. Tener temor de Dios es
el principio de la sabiduría: “El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; los insensatos
desprecian la sabiduría y la enseñanza”, (Proverbios 1:7). Es imposible alcanzar la verdadera sabiduría fuera
de Dios, sus principios divinos contenidos en la Biblia nos iluminan y muestran
la verdadera senda de justicia, amor y paz: “Solamente temed a Jehová y servidle de verdad con todo vuestro
corazón, pues considerad cuán grandes cosas ha hecho por vosotros”, (1 Samuel 12:24).
UN LÍDER QUE DABA EL EJEMPLO
“También en la obra de este muro restauré mi
parte, y no compramos heredad; y todos mis criados juntos estaban allí en la
obra”.
Nehemías 5:16
Por el poder que se le
había conferido a Nehemías, pudo haberse limitado solo a dar ordenes y ver cómo
los demás las seguían, pero, Nehemías era un hombre que lideraba con el
ejemplo y lo que pedía estaba dispuesto a hacerlo: También en la obra de este muro restauré mi parte,
y no compramos heredad; y todos mis criados juntos estaban allí en la obra. Nehemías impulsaba la reconstrucción de los
muros de Jerusalén, pero no solo lo solicitaba al pueblo, sino, él también lo hacía,
a tal punto que restauró la parte que le correspondía, dándole así el ejemplo a
su propio pueblo. Muchos jefes solo ordenan, usan su jerarquía para pedir que
se haga esto y aquello, pero los verdaderos lideres son ejemplo en todo, nunca
piden cosas que ellos no están dispuestos a hacer o cumplir. En el cristianismo
no se necesitan jefes, se necesitan lideres que sepan motivar y ser ejemplos
delante de la grey del Señor: “Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de
ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con
ánimo pronto; no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado,
sino siendo ejemplos de la grey”, (1 Pedro 5:2-3).
UN LÍDER PROTOCOLARIO
“Además, ciento cincuenta judíos y oficiales, y
los que venían de las naciones que había alrededor de nosotros, estaban a mi
mesa”,
Nehemías 5.17
Además de todo esto, Nehemías
era un líder protocolario. El protocolo se refiere a un conjunto de normas
y procedimientos que le dicen a un funcionario cómo comportarse en ciertas circunstancias
de negocios o reuniones, y Nehemías sabia hacerlo perfectamente. Ya hemos visto
cómo se desarrollaba con el pueblo, su manera eficaz de transmitir sus ideas y
dirigirlos, también vimos cómo se dirigió al rey persa cuando tuvo la oportunidad
de hacer, aun, con sus enemigos, sabía como confrontarlos. Aquí vemos que como
gobernador de Judea en su mesa se sentaban 150 judíos y oficiales, además venían
de otras naciones a visitarlo, y con todos sabia como desenvolverse.
UN LÍDER QUE SABIA COMPARTIR SUS BENDICIONES
“Y lo que se preparaba para cada día era un buey y
seis ovejas escogidas; también eran preparadas para mí aves, y cada diez días
vino en toda abundancia; y con todo esto nunca requerí el pan del gobernador,
porque la servidumbre de este pueblo era grave”.
Nehemías 5:18
Es increíble ver la
abundancia que había en la mesa de Nehemías, pero este no dejo que esto lo
hiciera olvidar de la gran necesidad que el pueblo pasaba: … y con todo esto nunca requerí el pan del
gobernador, porque la servidumbre de este pueblo era grave. Muchas veces la abundancia y bendiciones
pueden hacernos olvidar la necesidad que otros puedan estar viviendo, sin embargo,
en el caso de Nehemías no fue así, antes, nunca cobro su salario de gobernador
y prefirió ayudar a su pueblo y compartir sus bendiciones con los demás. Como
Nehemías no nos olvidemos de los necesitados, que nuestro corazón este
dispuesto a compartir de lo mucho que el Señor nos ha dado y así llevar esa bendición
a otros.
UN LÍDER QUE ESPERABA LA MISERICORDIA DE DIOS
“Acuérdate de mí para bien, Dios mío, y de todo lo
que hice por este pueblo”.
Nehemías 5:19
A
pesar de sus muchas bendiciones, de gozar de la confianza del rey persa y tener
una posición de gobernador dentro de este imperio, Nehemías esperaba siempre en
la misericordia de Dios: Acuérdate de mí para bien, Dios mío, y de todo lo que hice por este
pueblo. Muchas personas
ante el éxito, poder y posición económica que alcanzan se vuelven altivos,
otros piensan que la escasez jamás los alcanzara y se olvidan de Dios, pero
Nehemías no dejó que esto le pasara, a pesar de su bienestar, abundancia y éxito,
siempre esperó en su Señor, por temor a su nombre vivía piadosamente, por amor
a su pueblo les ayudaba, esperando que Dios fuese propicio a su vida por todo
el bien que hacía. Ahora, esto no significa que Nehemías hacia así para
esperar algo a cambio, sino, más bien su oración era una súplica por vivir
siempre amparado a la misericordia de Dios, ya que sabía que, en este mundo
injusto y malvado, solo el Señor nos puede guardar y ayudarnos a perseverar
hasta el final.
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