Cumple tu ministerio (Colosenses 4:17)



“Decid a Arquipo: Mira que cumplas el ministerio que recibiste en el Señor”.
Colosenses 4:17

INTRODUCCIÓN

Alguien dijo en cierta oportunidad, "Servir a Dios no es una obligación, sino un privilegio", y tenia toda la razón. Ciertamente parte de nuestra vida cristiana tiene que ver el servicio en alguna área dentro de la iglesia, ya que todos, sin excepción, hemos sido provistos por diferentes dones y habilidades que tienen que encajar en una áreas en especifico dentro de la iglesia, con el fin de servir a Dios y a sus santos. Tristemente hoy en día muchos son los cristianos que un día le sirvieron a Dios y ahora no quieren comprometerse en alguna área dentro de la iglesia, prefieren evadir las áreas de servicio y se conforman con solo congregarse y enfocarse en sus proyectos y vida personal; pero este no es el deseo de Dios. Antes de finalizar su carta a los Colosenses, el apóstol Pablo acostumbraba despedirse de los hermanos colaboradores de aquellas iglesias, y en esta carta les pide a sus lectores que le transmitan un mensaje importante a una persona llamada Arquipo: Mira que cumplas el ministerio que recibiste en el Señor. Su solicitud consistía en decirle que a cualquier costo cumpliera el ministerio que el Señor le había otorgado. Posiblemente Arquipo era uno de los líderes principales de la iglesia de Colosa que estaba en casa de Filemón: “Pablo, prisionero de Jesucristo, y el hermano Timoteo, al amado Filemón, colaborador nuestro, y a la amada hermana Apia, y a Arquipo nuestro compañero de milicia, y a la iglesia que está en tu casa” (Filemón 2-3).

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Cumple tu ministerio


        A lo mejor esta recomendación pase desapercibida para la mayoría de nosotros, pero encierra una advertencia gloriosa de parte de nuestro Señor. Pablo sabía que el ministerio no era cosa fácil, y que las razones para renunciar o no involucrarse sobraban y por ello exhorta a Arquipo a cumplir con su ministerio. Cuando hablamos de ministerio no nos referimos necesariamente a los 5 ministerios primarios, sino a todo privilegio que podemos desarrollar dentro de la iglesia considerando que la palabra ministerio proviene del latín minister que significa servidor. Sin embargo, aun con todo esto muchos son los que año tras año  renuncian a su servicio no cumpliendo el ministerio del Señor, y entre las razones de ello podemos considerar al menos tres de ellas.

I.                   NO CUMPLIMOS NUESTRO MINISTERIO CUANDO NOS DEJAMOS VENCER POR LAS DIFICULTADES.


                     Una de las principales razones por las cuales muchos cristianos no le sirven a Dios en un ministerio es porque existen muchas dificultades. Si estamos cumpliendo fielmente nuestro servicio a Dios debemos esperar que Satanás se oponga a tal cosa, de hecho podemos ver como se a opuesto a los siervos de Dios desde el principio. Por ejemplo, cuando Nehemías dirigía la reconstrucción de los muros de Jerusalén podemos ver como Tobías y Sambalat se oponían constantemente a que realizara dicha obra, o cuando Esdras regreso a Jerusalén con el propósito de restablecer el culto a Jehová se encontró que todo el pueblo, incluyendo a los sacerdotes, habían tomado mujeres extranjeras y hasta hijos tenían con ellas, haciendo mas difícil su misión, o cuando Elías realizo el gran milagro de que Dios respondiera por fuego lo cual provoco que Israel se volviera de sus malos caminos y mataran así a los falsos profetas, Jezabel, levanto contra el una persecución por todo lo que había hecho y este termino huyendo al desierto, o la terrible persecución que Aman desato contra todos los judíos y especialmente contra Mardoqueo con el fin de exterminarlos, estos y otros mas son ejemplos de como Satanás hace difícil cumplir el ministerio que Dios le haya dado a una persona. Aun en el Nuevo Testamento vemos como Satanás se opuso al ministerio de Pablo: "Por lo cual quisimos ir a vosotros, yo Pablo ciertamente una y otra vez; pero Satanás nos estorbó", (1 Tesalonicenses 2:18). Y tanto era la oposición de Satanás al ministerio de Pablo, que Juan Marcos se desanimo abandonándolos en su primer viaje misionero: "Habiendo zarpado de Pafos, Pablo y sus compañeros arribaron a Perge de Panfilia; pero Juan, apartándose de ellos, volvió a Jerusalén", (Hechos 13:13). por tanto, es de espera que recibamos oposición por parte de nuestro enemigo, sin embargo, no debemos sorprendernos de eso, porque así ha sido desde el principio.

                Pero sabiendo todo esto que podemos hacer. Bueno, en las Escrituras tenemos el caso de Zorobabel. Zorobabel fue un judío que regreso a Jerusalén después que la nación paso 70 años en cautiverio, y al regresar, junto con otros judíos intentaron reconstruir el templo, pero rápidamente los enemigos del pueblo ejercieron una gran presión para intimidarlos y hacer que desistieran de su intento de tal cosa, y ciertamente lo lograron, y por eso el profeta Hageo los amonesta por haber abandonado su trabajo en la  reconstrucción del templo:

“Así ha hablado Jehová de los ejércitos, diciendo: Este pueblo dice: No ha llegado aún el tiempo, el tiempo de que la casa de Jehová sea reedificada.  Entonces vino palabra de Jehová por medio del profeta Hageo, diciendo: ¿Es para vosotros tiempo, para vosotros, de habitar en vuestras casas artesonadas, y esta casa está desierta? Pues así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad bien sobre vuestros caminos. Sembráis mucho, y recogéis poco; coméis, y no os saciáis; bebéis, y no quedáis satisfechos; os vestís, y no os calentáis; y el que trabaja a jornal recibe su jornal en saco roto. Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad sobre vuestros caminos. Subid al monte, y traed madera, y reedificad la casa; y pondré en ella mi voluntad, y seré glorificado, ha dicho Jehová”.
Hageo 1:2-8

            Muchos cristianos no se involucran en un ministerio por las dificultades y les es más fácil pasar ocupados trabajando para sí mismo y buscando la prosperidad en lugar de honrar a Dios en un ministerio. A lo mejor, muchos sienten que todo lo que ganan cae en saco roto, quizás es porque hacen caso omiso del llamado de Dios. Por ello el Señor les amonesta a cumplir con su ministerio y en Zacarías le da la clave a Zorobabel de cómo enfrentar las dificultades en el ministerio: “Entonces respondió y me habló diciendo: Esta es palabra de Jehová a Zorobabel, que dice: No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos”, (Zacarías 4:6). Nuestra victoria no depende de nuestra fuerza, sino del poder del Espíritu Santo, por ello en lugar de huir de la obra en tiempo de dificultades, debemos afirmarnos más en el Señor y esperar la victoria final.

“Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas,  derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo”.
2 Corintios 10:3-5

II.                NO CUMPLIMOS NUESTRO MINISTERIO CUANDO SEDEMOS ANTE EL PECADO.


“Porque Demas me ha desamparado, amando este mundo, y se ha ido a Tesalónica…”
2 Timoteo 4:10

Otra razón por la cual muchos cristianos no cumplen con su ministerio es porque se dejan seducir por el pecado. Demas había sido un fiel colaborador de Pablo y así lo presenta en Colosenses 4:14 y Filemón 1:24, sin embargo, Demas bajo su guardia y Satanás lo engaño haciéndolo pecar. El mundo está lleno de ex cristianos que un día sirvieron fielmente en un ministerio, pero que ahora por causa de un pecado se encuentran fuera del trabajo divino. Como servidores del Señor debemos cuidarnos de no jugar con el pecado, nuestro celo por nuestra santidad debe ser grande, nuestro testimonio tiene que ser nuestro mayor tesoro. Por ello la Biblia nos exhorta a purificar nuestras vidas desechando lo malo y aprendiendo lo bueno:

“Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría… Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca. No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos, y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno”.
Colosenses 3:5, 8-10

III.             NO CUMPLIMOS NUESTRO MINISTERIO CUANDO SU OBRA NO ES NUESTRA PRIORIDAD.


Finalmente, debemos asegurarnos de  poner a Dios y su obra primero. Jesús lo dijo así: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”, (Mateo 6:33). Lamentablemente muchos cristianos buscan la prosperidad y su comodidad antes que el reino de los cielos y su justicia. Sus agendas están ocupadas y a veces apenas hay tiempo para servirle al Señor. Muchos abandonan sus privilegios porque se comprometen en un nuevo trabajo, a veces por cuestiones familiares o de superación personal. El Señor desea que todos prosperemos, pero no debemos olvidar que primero es el reino de Dios y su justicia y lo demás viene por añadidura.

También esta actitud puede llevarnos a atender el ministerio de manera irresponsable, siempre con prisa y de forma ineficiente. Esta actitud es condenada terriblemente por el Señor:

“Maldito el que hiciere indolentemente la obra de Jehová…”
Jeremías  48:10

Para cumplir eficientemente nuestro ministerio, debemos planear bien nuestro tiempo para atenderlo y realizar la obra de Dios de manera responsable sabiendo que un día daremos cuenta por ello: “Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo”, (2 Corintios 5:10).

            CONCLUSIÓN

            Como cristianos todos hemos sido llamados por Dios a desarrollar un ministerio en nuestra iglesia, sin embargo, no cumplimos con él cuando:

1.      Nos dejamos vencer por los problemas.
2.      Sedemos a la tentación y caemos en el pecado.
3.      El reino de Dios y su justicia no es nuestra responsabilidad.

             Por tanto, evitemos caer en este error para que seamos hombres y mujeres que cumplan con responsabilidad su ministerio.



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