El Matrimonio de las Viudas (1 Corintios 7:39-40)



“La mujer casada está ligada por la ley mientras su marido vive; pero si su marido muriere, libre es para casarse con quien quiera, con tal que sea en el Señor. Pero a mi juicio, más dichosa será si se quedare así; y pienso que también yo tengo el Espíritu de Dios”.
1 Corintios 7:39-40

INTRODUCCIÓN


                  Finalmente llegamos a los últimos dos versículos de este capítulo. Si recordamos Pablo ha iniciado una nueva sección de respuestas a inquietudes que los corintios tenían, y las primeras de ellas estaban relacionadas con el celibato y el matrimonio. Ahora, el apóstol, se dirige a las viudas de Corinto. Las viudas siempre han sido consideradas en la Biblia como un grupo muy apreciado por Dios, como lo eran los huérfanos, extranjeros y levitas, a tal punto que instruyo a su pueblo a ser compasivos a estos grupos: “Y vendrá el levita, que no tiene parte ni heredad contigo, y el extranjero, el huérfano y la viuda que hubiere en tus poblaciones, y comerán y serán saciados; para que Jehová tu Dios te bendiga en toda obra que tus manos hicieren”, (Deuteronomio 14:29). En el tiempo de la iglesia primitiva las viudas eran cuidadas entre la comunidad cristiana de tal forma que los primeros diáconos que se eligieron tenían la función de atenderlas: “En aquellos días, como creciera el número de los discípulos, hubo murmuración de los griegos contra los hebreos, de que las viudas de aquéllos eran desatendidas en la distribución diaria”, (Hechos 6:1). También el apóstol Santiago incluye que parte de la vida piadosa es atenderlas en sus necesidades: “La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo”, (Santiago 1:27). Ahora Pablo dirige sus consejos referentes al matrimonio a este grupo específico.

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El Matrimonio  de las Viudas


EL MATRIMONIO DE LAS VIUDAS


“La mujer casada está ligada por la ley mientras su marido vive; pero si su marido muriere, libre es para casarse con quien quiera, con tal que sea en el Señor. Pero a mi juicio, más dichosa será si se quedare así; y pienso que también yo tengo el Espíritu de Dios”.
1 Corintios 7:39-40


                 En estos versículos Pablo basa sus enseñanzas en la palabra de Dios al hacer referencia a la palabra ley: La mujer casada está ligada por la ley mientras su marido vive. Definitivamente el vínculo de la mujer estaba unido mientras su marido viviera, pero al morir el apóstol afirma que este queda roto y en completa libertad para volverse a casar: pero si su marido muriere, libre es para casarse con quien quiera. El volverse a casar después que su cónyuge muriera posiblemente era mal visto por algunos grupos por lo que se les prohibía a las viudas el volverse a casar, sin embargo, el apóstol les dice que esto no es así ya que lo único que puede disolver el vínculo del matrimonio es la muerte: “Porque la mujer casada está sujeta por la ley al marido mientras éste vive; pero si el marido muere, ella queda libre de la ley del marido. Así que, si en vida del marido se uniere a otro varón, será llamada adúltera; pero si su marido muriere, es libre de esa ley, de tal manera que si se uniere a otro marido, no será adúltera”, (Romanos 7:2-3). El pastor español de finales del siglo XIX y principios del XX dijo que honraba a su primera mujer dando testimonio de que le había ido tan bien con ella que no podía por menos de desear seguir compartiendo la vida con una compañera. Casarse después de haber perdido el primer cónyuge es reconocer que la vida ha quedado sumida en una soledad insoportable. Lejos de ser una falta de respeto, debe considerarse un honor para con el cónyuge que se ha perdido. Sin embargo, Pablo establece una condición: con tal que sea en el Señor. Si la viuda tiene que casarse de nuevo tiene que hacerlo con un creyente ya que el matrimonio con incrédulos no está permitido. No obstante, su recomendación personal es que sería mejor que se quedaran así antes de volverse a casar, pero esto es su opinión personal: Pero a mi juicio, más dichosa será si se quedare así; y pienso que también yo tengo el Espíritu de Dios. Es posible que esta recomendación se haga por la situación difícil que estaba atravesando Corinto en ese momento específico por lo que no es un consejo aplicado a todos los tiempos.

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