La manera correcta de acercarse a Dios (Levítico 17:1-4)



“Habló Jehová a Moisés, diciendo: Habla a Aarón y a sus hijos, y a todos los hijos de Israel, y diles: Esto es lo que ha mandado Jehová: Cualquier varón de la casa de Israel que degollare buey o cordero o cabra, en el campamento o fuera de él,  y no lo trajere a la puerta del tabernáculo de reunión para ofrecer ofrenda a Jehová delante del tabernáculo de Jehová, será culpado de sangre el tal varón; sangre derramó; será cortado el tal varón de entre su pueblo”.
Levítico 17:1-4

INTRODUCCIÓN


            “Todos los caminos conducen a Roma”. Este es un dicho popular que muchas veces se utiliza para decir que hay más de una manera de llegar a un mismo punto o de conseguir algo. Muchos piensan que con Dios es lo mismo, y que hay diferentes formas de adorar a un mismo Dios, pero nada esta tan alejado de eso. Por medio de la Biblia podemos ver que a través de las diferentes dispensaciones Dios ha establecido un solo medio para acercarse a Él y los que no lo han hecho han sido desaprobados.

            Veamos los ejemplos de ellos.

I.                   EL EJEMPLO DEL TABERNÁCULO.


En estos versículos Dios estaba regulando la forma de cómo cada israelita debía acercarse a Él para adorarlo. Todo israelita tenía que acercarse a Dios con un animal como ofrenda y éste tenía que ser sacrificado en el altar de bronce que estaba a la entrada del Tabernáculo y realizar el ritual que estaba debidamente establecido en la ley de Moisés. Cualquier persona que violare este mandato pagaría con su vida. Esto nos da el primer ejemplo de como el Señor regulaba la forma de como Israel debía acercarse a Él. Sin embargo, el hombre ha insistido en desobedecerle y hacerlo a su manera.

Veamos los que han querido acercarse a Dios a su forma.

II.                LA MANERA DE CAÍN.


“Y aconteció andando el tiempo, que Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda a Jehová. Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas. Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda;  pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya. Y se ensañó Caín en gran manera, y decayó su semblante”.
Génesis 4:3-4
ofrendas-cain-abel
Las ofrendas de Caín y Abel


            El texto anterior es un ejemplo de cómo el hombre ha querido acercarse a Dios a su forma. Algunos teólogos han especulado las razones por las cuales la ofrenda de Caín fue rechazada mientras que la de Abel recibió la aprobación de Dios. Lo cierto es que por medio de su padre Adán ambos hermanos recibieron el testimonio de Dios y cómo debían acercarse a Él, hay muchos que creen que por el hecho de que habían sido vestidos por pieles de animales los cuales fueron sacrificados por sus pecado, ya Dios había establecido que para acercarse a Él era necesario ofrecer algún cordero o animal similar.

            La Biblia es clara al hacer la diferencia entre la ofrenda de Abel y la de Caín: Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda a Jehová. Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas. Hay un texto en el Nuevo Testamento que nos indica que Caín quiso acercarse a Dios a su manera y no como sus padres le habían enseñado: “¡Ay de ellos! porque han seguido el camino de Caín…”, (Judas 11). En este caso Dios desaprobó la manera de Caín de acercarse a Él. Muchos como Caín creen que pueden acercarse a Dios a su manera, pero Dios ha establecido un solo camino para ello: Jesucristo, y jamás será por cualquier otro medio.

III.             LA MANERA DE NADAB Y ABIÚ.


“Nadab y Abiú, hijos de Aarón, tomaron cada uno su incensario, y pusieron en ellos fuego, sobre el cual pusieron incienso, y ofrecieron delante de Jehová fuego extraño, que él nunca les mandó. Y salió fuego de delante de Jehová y los quemó, y murieron delante de Jehová”.
Levítico 10:1-2

            Aquí vemos otro ejemplo de como Dios rechaza a aquellos que se acercan a su presencia a su forma. El caso de Nadab y Abiú es muy conocido, tanto ellos como padre Aarón y sus otros dos hermanos habían sido elegidos para ejercer el sacerdocio, pero tenían que ministrar delante de Él siguiendo todas las ordenanzas que se les habían prescrito; sin embargo, Nadab y Abiú desobedecieron y decidieron quemar incienso a su manera y Dios los consumió. Algunos creen que ambos no se santificaron y se presentaron ebrios por lo que Dios les recalca más adelante a Aarón y sus hijos a santificarse y no tomar vino: “Tú, y tus hijos contigo, no beberéis vino ni sidra cuando entréis en el tabernáculo de reunión, para que no muráis; estatuto perpetuo será para vuestras generaciones”, (Levítico 10:9).

            Como estos dos, muchos creen que pueden acercarse a Dios y vivir en pecado, pero la verdad es que la Biblia nos enseña a apartarnos de todo pecado y presentarnos limpios delante de nuestro Señor: “Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor”, (Hebreos 12:14).

IV.              LA MANERA EQUIVOCADA DE LOS GÁLATAS.


“¡Oh gálatas insensatos! ¿Quién os fascinó para no obedecer a la verdad, a vosotros ante cuyos ojos Jesucristo fue ya presentado claramente entre vosotros como crucificado? Esto solo quiero saber de vosotros: ¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley, o por el oír con fe?  ¿Tan necios sois? ¿Habiendo comenzado por el Espíritu, ahora vais a acabar por la carne?  ¿Tantas cosas habéis padecido en vano? si es que realmente fue en vano. Aquel, pues, que os suministra el Espíritu, y hace maravillas entre vosotros, ¿lo hace por las obras de la ley, o por el oír con fe?
Gálatas 3:1-5

Esta epístola del Nuevo Testamento nos muestra un ejemplo claro de cómo Dios se desagrada cuando nos apartamos de la manera correcta de acercarnos a Él. La iglesias de Galacia fueron fundadas por Pablo durante su primer viaje misionero y les había enseñado que era a través de la fe que podían alcanzar la salvación. Pero ahora se habían apartado añadiendo a su fe las obras de la ley ya que habían sido influenciados por los judaizantes los cuales les decían que la fe no era suficiente y era necesario cumplir la ley de Moisés. Por ello Pablo los reprende.

Muchas personas creen que pueden acercarse a Dios a través de sus buenas obras o por medio de las religiones, sin embargo, solo hay un solo medio para hacerlo, y este es Cristo.

V.                 LA MANERA CORRECTA DE ACERCARSE A DIOS.


Actualmente el hombre ha creado muchas formas de acercarse a Dios, y aunque lo hace de manera sincera como los gálatas, la verdad es que Dios ya dispuso el medio a través del cual lo haremos. En la actualidad existen muchas religiones alrededor del mundo y todas nos dan una serie de instrucciones y condiciones que debemos cumplir para ganar el favor del Señor, pero la Biblia nos enseña la manera correcta de hacerlo:

“Sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado”.
Gálatas 2:16

Ninguna buena obra, o religión o ceremonial podrá acercarnos a Dios, sino solamente la fe en Jesucristo. El mismo Señor lo declaro cuando dijo:

“Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”.
Juan 14:6

            El apóstol Pedro confirmo más tarde estas palabras diciendo que fuera de Cristo no hay otro en donde podamos encontrar la salvación.

“Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos”.
Hechos 4:12

            De igual forma el apóstol Pablo aclaro que solo hay un solo intercesor entre Dios y los hombres, Jesucristo.

“Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre”.
1 Timoteo 2:5

            CONCLUSIÓN.

Por tanto, el hombre jamás alcanzara la misericordia de Dios acercándose a Él a través de religiones, buenas obras, ceremoniales o a su forma. Dios siempre ha provisto una forma de hacerlo y en esta dispensación le ha placido ofrecernos la salvación únicamente a través de Cristo.



1 comentario:

  1. Elegidos en Cristo para ser santos y sin mancha delante de él, comprados con su sangre preciosa.

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