El Trasfondo del ministerio de Jesús (Mateo 4:18-25)



“Andando Jesús junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano, que echaban la red en el mar; porque eran pescadores. Y les dijo: Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres. Ellos entonces, dejando al instante las redes, le siguieron. Pasando de allí, vio a otros dos hermanos, Jacobo hijo de Zebedeo, y Juan su hermano, en la barca con Zebedeo su padre, que remendaban sus redes; y los llamó.  Y ellos, dejando al instante la barca y a su padre, le siguieron. Y recorrió Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo. Y se difundió su fama por toda Siria; y le trajeron todos los que tenían dolencias, los afligidos por diversas enfermedades y tormentos, los endemoniados, lunáticos y paralíticos; y los sanó.  Y le siguió mucha gente de Galilea, de Decápolis, de Jerusalén, de Judea y del otro lado del Jordán”.
Mateo 4:18-25

INTRODUCCIÓN

               Definitivamente el mundo no ha sido tan impactado por otro hombre como lo fue con Jesús el cual cambio a cientos de vidas impactando con su mensaje hace más de 2000 años y lo sigue haciendo todavía. Su ministerio impacto en la historia de la humanidad como muy pocos lo han hecho a lo largo de la historia; sin embargo, en qué consistió. Cuál era el verdadero trasfondo de su ministerio y por qué fue tan influyente. Tratemos de contestar estas preguntas.

EL DISCIPULADO EN EL MINISTERIO DE JESÚS

“Andando Jesús junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano, que echaban la red en el mar; porque eran pescadores. Y les dijo: Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres. Ellos entonces, dejando al instante las redes, le siguieron. Pasando de allí, vio a otros dos hermanos, Jacobo hijo de Zebedeo, y Juan su hermano, en la barca con Zebedeo su padre, que remendaban sus redes; y los llamó.  Y ellos, dejando al instante la barca y a su padre, le siguieron”.
Mateo 4:18-22

              Buena parte del ministerio de Jesús estuvo fundamentado en el discipulado. En este pasaje encontramos el llamado que el Gran Maestro le hace a cuatro pescadores a ser sus discípulos. Toda Galilea estaba centrada alrededor del Mar de Galilea. Se le ha llamado también lago de Genesaret (Lucas 5:1), y mar de Tiberias (Juan 6:1; 21:1) o Tiberíades. En tiempos del Antiguo Testamento era conocido como mar de Quinéret. Éste tiene 20 kilómetros de largo de Norte a Sur y 14 kilómetros de ancho de Este a Oeste. El Mar de Galilea es por tanto pequeño, y realmente no es un mar sino un lago, por ello Lucas, nunca lo llama mar (zalassa), sino siempre lago (limné) y esto se debe a que los judíos solían llamar a las grandes extensiones de agua mar.


mar-galilea
Mar de Galilea

              El mar de Galilea en los tiempos de Jesús tenía unos treinta pueblos de pescadores que lo rodeaban y Capernaum era el mayor. Tiene una forma ovalada, es más ancho por arriba que por abajo. Se encuentra en una gran falla de la superficie de la Tierra por la que corre el valle del Jordán, y la superficie del Mar de Galilea está a 210 metros bajo el nivel del Mar. El hecho de encontrarse a esta profundidad en la superficie de la Tierra le da un clima muy cálido y hace la tierra de alrededor inmensamente fértil. Es uno de los lagos más encantadores del mundo. En los días de Jesús, el mar de Galilea estaba abarrotado de barcas de pesca. Jesús pasaba por la orilla del lago; conforme iba caminando, llamó a Pedro y Andrés, y luego a Jacobo y Juan. No tenemos que creer que era la primera vez que los veía, o ellos a Él. Según Juan el apóstol, por lo menos algunos de ellos ya eran discípulos de Juan el Bautista y habían visto a Jesús: “El siguiente día otra vez estaba Juan, y dos de sus discípulos. Y mirando a Jesús que andaba por allí, dijo: He aquí el Cordero de Dios. Le oyeron hablar los dos discípulos, y siguieron a Jesús. Y volviéndose Jesús, y viendo que le seguían, les dijo: ¿Qué buscáis? Ellos le dijeron: Rabí (que traducido es, Maestro), ¿dónde moras? Les dijo: Venid y ved. Fueron, y vieron donde moraba, y se quedaron con él aquel día; porque era como la hora décima. Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que habían oído a Juan, y habían seguido a Jesús”, (Juan 1:35-40). Sin duda ya conocían a Jesús y le habían escuchado; pero fue en este momento cuando les llegó la oportunidad de una vez y para siempre de asociarse con Él. En contraste con los rabinos judíos, Jesús elige a sus propios discípulos, en tanto que los discípulos de los rabinos elegían a su maestro. Esta es la gracia de Dios que nos elige a nosotros sin ser merecedores de ello.

“No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé”.

Juan 15:16

Jesús dedico buena parte de su ministerio en el discipulado. Él escogió de entre sus seguidores un número determinado de discípulos a los cuales instruyo y preparo para la misión para la cual los había escogido. En esta ocasión escoge a cuatro pescadores los cuales se encontraban en sus quehaceres laborales. El llamado de Jesús a Pedro y Andrés es claro: “Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres”. Posiblemente esta sea una alusión a Jeremías 16:16 la cual utilizó nuestro Señor para llamarlos al discipulado y a una vida ministerial: “He aquí que yo envío muchos pescadores, dice Jehová, y los pescarán”, (Jeremías 16:16). Ahora bien, se pueden aprender algunas lecciones importantes de este encuentro:

1.      El deleite de Dios en usar gente común. No eran gente de gran preparación intelectual, o influyente, o rica, o de posición social. Eran simplemente trabajadores, sin una posición social especial y, seguro que cualquiera habría dicho que eran personas sin un gran futuro. Eran hombres comunes y corrientes los que Jesús escogió.

2.      La ocupación y las lecciones aprendidas en la vida serán valiosas al servir a Cristo. Los pescadores podrían tomar ventaja de sus experiencias aprendidas tal y como la paciencia, perseverancia y el tipo de carnada al momento de pescar hombres.

3.      Estos hombres obedecieron inmediatamente, sin pensar lo que dejaban atrás. 

Seguidamente Jesús llama a dos más, a los hermanos Jacobo y Juan los cuales se encontraban remendando sus redes junto con su padre Zebedeo. Posiblemente se trataba de una atarraya o esparavel, la cual era una red circular que se echaba al agua desde un bote o desde la orilla. Llevaba pesas en un lado; y cuando las barcas iban remando con la red por detrás, ésta tomaba la forma de un gran cono, en el que cogían los peces y se traían a las barcas. Tanto Jacobo como Juan, al igual que Pedro y Andrés, dejándolo todo incluyendo a su padre, lo siguieron atendiendo así el llamado que Jesús les hacía.

LA PREDICACIÓN, ENSEÑANZA Y SANIDADES EN EL MINISTERIO DE JESÚS

“Y recorrió Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo”.
Mateo 4:23

                          Jesús había escogido Galilea para iniciar su ministerio, y éste consistió en una triple función: enseñar-predicar-sanar dolencias. Primeramente, nuestro Señor Jesucristo decide iniciar su trabajo enseñando en las sinagogas de ellos. La sinagoga era muy importante de la vida judía. Había una diferencia entre las sinagogas y el templo. No había más que un solo templo, el de Jerusalén, pero las sinagogas estaban esparcidas alrededor de todo el mundo, donde quiera que existiera una colonia judía. El templo existía exclusivamente para ofrecer sacrificios; allí no había predicación ni enseñanza. La sinagoga era esencialmente una institución docente. Las sinagogas se han clasificado como “las universidades religiosas populares de su tiempo”. Si un hombre tenía alguna enseñanza o ideas religiosas que quería propagar, la sinagoga era incuestionablemente donde debía empezar, por tanto, éstas ofrecieron a Jesús una gran oportunidad. Todos los sábados los judíos se reunían en las sinagogas. La reunión constaba de 3 partes: La primera eran oraciones. La segunda parte, lecturas de la Ley y de los Profetas, en las que tomaban parte miembros de la congregación. La tercera parte era la plática donde no había una persona fija que la hiciera, simplemente cualquiera que tuviera algún mensaje que compartir se ofrecía a hacerlo. Después de la plática había un tiempo de preguntas y discusión. Jesús inicio transmitiendo su mensaje en estos lugares y el método que Jesús utilizo fue el de la enseñanza. La Biblia dice que “…recorrió Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas”.


sinagoga
Ruinas de una sinagoga

                     La palabra “enseñando” se traduce de didásko (διδάσκω) expresión griega que denota el arte de instruir a alguien con el objetivo que este aprenda nuevas cosas. La finalidad de Jesús como gran Maestro era que sus oyentes aprendieran los misterios del reino de Dios. Sus discursos no eran un montón de palabreríos sin ningún propósito, su exposición era planeada, cuidadosamente estructurada y siempre impactaba en sus oyentes, ya sea para salvación o para crear oposición. Aparte de eso, mientras que los sábados enseñaba en las sinagogas de ellos, el resto de la semana pasaba “… predicando el evangelio del reino”. La palabra que se traduce “predicando” es kerússo (κηρύσσω) y como ya vimos significa comunicar un mensaje verdadero, el mensaje del evangelio. La expresión evangelio viene del griego euangélion (εὐανγέλιον) que literalmente significa buenas nueva. El mensaje de Jesús eran las buenas nuevas de Dios para su pueblo: su plan de salvación. Pero Jesús no sólo predicaba; también sanaba a los enfermos como una evidencia palpable de su ministerio de liberación en esta tierra. Dichas sanidades confirmaban el mensaje que Él hablaba.

LA POPULARIDAD EN EL PRIMER AÑO DEL MINISTERIO DE JESÚS

“Y se difundió su fama por toda Siria; y le trajeron todos los que tenían dolencias, los afligidos por diversas enfermedades y tormentos, los endemoniados, lunáticos y paralíticos; y los sanó.  Y le siguió mucha gente de Galilea, de Decápolis, de Jerusalén, de Judea y del otro lado del Jordán”
Mateo 4:24-25

                         Pronto su fama se difundió por toda Galilea y sus alrededores y gente de todos lugares acudían a Jesús, de las regiones de Siria, Decápolis, Judea y del otro lado del rio Jordán. Durante su primer año de ministerio Jesús gozo de gran popularidad, tanto por su profunda enseñanza como por los milagros o señales que realizaba confirmando así sus palabras. Siria era la gran provincia romana de la que formaba parte Palestina. Se extendía hacia el Norte y el Nordeste, con la gran ciudad de Damasco como su centro. Naturalmente venían de toda Galilea; y las noticias acerca de Jesús se extendieron hacia el Sur hasta Judea y Jerusalén, y también de allí venían. Venían también de la región al otro lado del Jordán que se llamaba Perea, que se extendía desde Pela al Norte hasta Petra al Sur. También venían de Decápolis, que era una federación de diez ciudades griegas independientes, todas ellas, excepto Escitópolis, estaban al otro lado del Jordán. Básicamente en el lapso de pocas semanas el ministerio de Jesús alcanzó una gran fama.  La Biblia dice que “… le trajeron todos los que tenían dolencias, los afligidos por diversas enfermedades y tormentos, los endemoniados, lunáticos y paralíticos; y los sanó”. Nunca se había visto en Israel un profeta que sanara tantos enfermos como lo hacía Jesús, ni siquiera Elías y Eliseo lo hicieron durante su ministerio, sin embargo, ahora ocurría, lo que indicaba que algo extraordinario estaba pasando en la historia del pueblo de Israel.



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