El desafío de ser testigos de su gracia (Hechos 4:23-31)



“Y puestos en libertad, vinieron a los suyos y contaron todo lo que los principales sacerdotes y los ancianos les habían dicho.  Y ellos, habiéndolo oído, alzaron unánimes la voz a Dios, y dijeron: Soberano Señor, tú eres el Dios que hiciste el cielo y la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay;  que por boca de David tu siervo dijiste:    ¿Por qué se amotinan las gentes, Y los pueblos piensan cosas vanas? Se reunieron los reyes de la tierra, Y los príncipes se juntaron en uno Contra el Señor, y contra su Cristo. Porque verdaderamente se unieron en esta ciudad contra tu santo Hijo Jesús, a quien ungiste, Herodes y Poncio Pilato, con los gentiles y el pueblo de Israel, para hacer cuanto tu mano y tu consejo había antes determinado que sucediera. Y ahora, Señor, mira sus amenazas, y concede a tus siervos que con todo denuedo hablen tu palabra, mientras extiendes tu mano para que se hagan sanidades y señales y prodigios mediante el nombre de tu santo Hijo Jesús. Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios”.
Hechos 4:23-31

INTRODUCCIÓN


            “La vida me ha traído un desafío. Ahora yo voy a desafiar a la vida”. Así habló Ed Kanan, hombre de cuarenta y seis años de edad. Dicho esto, comenzó a esquiar: primero en el agua, lo cual es bastante difícil, después en la nieve, que es más difícil aún. Le puso tanto empeño al deporte que ganó campeonatos nacionales e internacionales. Lo notable de estas hazañas es que Ed Kanan quedó ciego a los cuarenta y cinco años de edad, justo un año antes de aprender a esquiar. Armado de persistencia y optimismo, Kanan, a pesar del desafío de su ceguera, no permitió que su condición le robara la confianza. Al contrario, afrontó cada desafío con la seguridad de vencer. La enfermedad que lo había dejado ciego, la diabetes, a su tiempo cobró su víctima, y a los cincuenta y nueve años de edad Ed Kanan murió. Pero dejó un legado: un legado del cual todos nosotros podemos aprovecharnos. Es este: “La vida me ha traído un desafío. Ahora yo voy a desafiar a la vida”.

De igual manera el cristianismo demanda un desafío grande: ser testigo de gracia la gracia de Cristo. Este desafío fue delegado por nuestro Señor Jesucristo a sus discípulos después de su resurrección y se conoce como la gran Comisión:

“Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado,  será salvo;  mas el que no creyere,  será condenado”.
Marco 16:15-16

Sin embargo, antes de iniciar con esta tarea, Jesús les dijo que esperaran la promesa del Espíritu Santo.

“Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo,  y me seréis testigos en Jerusalén,  en toda Judea,  en Samaria,  y hasta lo último de la tierra”.
Hechos 1:8

Obviamente después se la ascensión de Jesús a los cielos,  la tarea de testificar acerca de la verdad del evangelio pasaría directamente a sus discípulos, pero, esto no sería una tarea fácil, de hecho el origen de la misma palabra nos indica esto, ya que la palabra testigo proviene del griego martus (μάρτυς) que literalmente significa ser “alguien que da testimonio mediante su muerte” y tiene su raíz en la palabra mártir.

Esto nos indica la dificultad que implica ser un testigo eficaz de su palabra tal y como lo vemos en los versículos que hemos leído.

testigos
Testigos de su gracia

I. LA DIFICULTAD DE SER TESTIGOS DE SU GRACIA


“Y puestos en libertad, vinieron a los suyos y contaron todo lo que los principales sacerdotes y los ancianos les habían dicho”.    
       
Versículos anteriores a los que leímos nos muestran como los discípulos estaban entregados a la tarea de testificar acerca de Jesucristo y como les acompañaban los prodigios y señales, ante esto se levanto una gran oposición de parte de los sacerdotes y fariseos. Estos los echaron en la cárcel por un día y después los amenazaron que no predicaran más. 

De igual manera el ser testigo y la vida cristiana presenta dificultades, ya que Satanás desea que desistamos de esta solemne tarea, y por tal motivo muchos renuncian a este cargo; pero ante esta realidad ¿qué actitud debemos tomar?

II. LA ACTITUD ANTE LA DIFICULTAD DE SER TESTIGOS


            En primer lugar lo que tenemos que hacer ante las dificultades de ser testigos eficaces de su gracia es ORAR. En lugar de renunciar a su tarea de testificar o entregarse a la desesperación ellos acudieron a Dios por respaldo para continuar con su Obra.

“Y ellos, habiéndolo oído, alzaron unánimes la voz a Dios, y dijeron: Soberano Señor, tú eres el Dios que hiciste el cielo y la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay;  que por boca de David tu siervo dijiste: ¿Por qué se amotinan las gentes, Y los pueblos piensan cosas vanas? Se reunieron los reyes de la tierra, Y los príncipes se juntaron en uno Contra el Señor, y contra su Cristo. Porque verdaderamente se unieron en esta ciudad contra tu santo Hijo Jesús, a quien ungiste, Herodes y Poncio Pilato, con los gentiles y el pueblo de Israel, para hacer cuanto tu mano y tu consejo había antes determinado que sucediera. Y ahora, Señor, mira sus amenazas, y concede a tus siervos que con todo denuedo hablen tu palabra, mientras extiendes tu mano para que se hagan sanidades y señales y prodigios mediante el nombre de tu santo Hijo Jesús.”

            Esta oración  nos muestra grandes principios espirituales:

1.      La oración reconoce su soberanía.
2.      La oración esta fundamentada en el conocimiento de su palabra. El conocimiento de su palabra esta en relación directa con nuestra fe.
3.      Su oración es diferente a las oraciones que actualmente los cristianos modernos podemos hacer:  Ellos no se quejaron de lo que les había pasado, sino pidieron respaldo para seguir realizando su obra.

Hoy en día esta pudo haber sido la oración: ¡Dios mio por qué permitiste que esto me pasara, líbrame de esta tribulación, yo que sirvo en tu obra me ha pasado esto, mejor voy a renunciar, mira como me han amenazado injustamente, dame una vía de escape y ten piedad de mí!

Esta oración esta centrada en el YO, sin embargo los discípulos en lugar de quejarse y buscar una vía de escape ellos dijeron: Y ahora, Señor, mira sus amenazas, y concede a tus siervos que con todo denuedo hablen tu palabra, mientras extiendes tu mano para que se hagan sanidades y señales y prodigios mediante el nombre de tu santo Hijo Jesús.

III. LOS RESULTADOS DE SU ORACIÓN


Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios.

            Cuando terminaron de orar la Biblia dice que:
1.      Dios respondió a su oración: Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló. Dios siempre confirma su respuesta a nuestras vidas.

“Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.  Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús”.
Filipenses 4:6-7

2.      Dios lleno a sus testigos del Espíritu Santo. La llenura del Espíritu es clave para el éxito de nuestra tarea.

“Entonces respondió y me habló diciendo: Esta es palabra de Jehová a Zorobabel, que dice: No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos”.
Zacarías 4:6

“Porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo”.
2 Corintios 10:4-5

3.      Hablaron con denuedo la palabra de Dios.

CONCLUSIÓN



            Por tanto Dios no ha llamado a ser testigos eficaces de su palabra y esto es un verdadero desafío ya que encontraremos muchas dificultades para hacerlo, sin embargo debemos entregarnos a la oración, buscar la llenura del Espíritu Santo para predicar con denuedo su palabra.


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